sábado, 1 de septiembre de 2018

REBELIÓN ISLAMICA EN EL SIGLO XIX, por Antonio Rodríguez Martín





El trabajo que aquí se publica es una recopilación basada en la lectura y estudio de varias obras  de eruditos autores relacionadas con el Islam,  y es continuación del relato publicado bajo el título"Rebelión Islámica, El Mahdi,  realizado  por Antonio Rodríguez Martín.





imagen.png

El Comandante Lamy



REBELIÓN ISLÁMICA EN EL SIGLO XIX

RABAH (Rabih az-Zubair ibn Fadl Allah) 

      imagen.png

(Zubeir bajá)


En 1879 Solimán, hijo de Zubeir bajá (1)—el Tippu Tib del Sudán Oriental, miembro de la tribu jaaliyin y gobernador de la provincia egipcia de Bahr el Gazal--, fue muerto por tropas egipcias enviadas por el general Gordon, para sofocar la revuelta que había desencadenado. El comandante de esas tropas, el italiano Rómulo Gessi, tendió una emboscada al joven y le dio muerte junto con sus jeques principales. Pero su general, Rabah, pudo escapar hacia el oeste, donde estableció progresivamente su autoridad sobre el norte del Chad. En 1892 derrotó al sultán de Barguimi (Chad), que logró escapar y pactar con Francia el protectorado. En 1893, venció también al chehu de Bornú (Nigeria), nieto del celebre el Jameni que había resistido a las huestes de Osmán dan Fodio. Rabah construyó una nueva capital en Dikoa, al sur del lago Chad, pero no consiguió someter el Uadai y, en su deseo de enlazar con Trípoli, chocó con la poderosa cofradía Senusiya que dominaba el Sahara central.
A pesar de esos fracasos, el sultán negro Rabah era dueño en 1893 de un amplio estado esclavista perichadiano, cuyos ejércitos, finanzas y administración organizó eficazmente. Sus fuerzas militares constaban de 35.000 soldados y eran los autores de todas las matanzas que desde hacía años ensangrentaban el Sudán occidental.
En cualquier caso, su penetración hacia el Chad alarmó a los franceses, quienes ante la amenaza enviaron tres expediciones que partieron de Argelia, el Congo y Malí y que, una vez unidas, derrotaron en 1900 a Rabah en la batalla de Kuseri, tras una resistencia encarnizada y lo decapitaron. Entre las víctimas francesas se encontraba el comandante Lamy, con cuyo nombre se bautizaría después a la futura capital del Chad, Fort Lamy.
Son de recordar las atrocidades cometidas por la columna salida de Mali, comandada por Voulet y Chanoine, los conquistadores del reino mossi. Estos oficiales, megalómanos y descentrados, sembraron el camino de matanzas espantosas. Alarmado, el gobierno de Paris envió al coronel Klobb. Éste contó decenas de aldeas incendiadas y de pozos repletos de cadáveres, fosos terraplenados que servían de fosas comunes, así como a cientos de mujeres, muchas jovencitas, ahorcadas en los árboles, además de otras atrocidades. Pero tan pronto llegó Klobb, los oficiales lo asesinaron. La manía de grandeza les llevó a querer instaurar un imperio propio en África Central. Finalmente fueron ejecutados, lo que permitió a la columna alcanzar a las otras dos en el Chad.
El hijo de Rabah, Fadel Allah, continuó la lucha, pero derrotado a su vez, le fue cortada la cabeza como a su padre.
(1) Zubeir bajá, uno de los mayores cazadores de esclavos de la época, era un tipo de aspecto distinguido y modales refinados. En 1874 ya había conquistado todo el Darfur.

S A M O R I

imagen.png   imagen.png

(Samori)                      (La captura de Samori)

imagen.png

(Samori y sus mujeres en cautividad, en Senegal)


Samori Turé, un ex buhonero diula (malinké)—nacido hacia 1835 en los alrededores de Kankán (actual Guinea-Conakry), en país mandingo—se hacía pasar por la reencarnación del gran Sundiata, el fundador del imperio de Malí a comienzos del siglo XIII. El estado que logró formar Samori entre 1870 y 1880 correspondía aproximadamente a la mitad meridional del reino de Sundiata, es decir, a la parte oriental de la actual Guinea. Desde el punto de vista de la historia africana en general, el estado de Samori, llamado Wassulu, fue el más interesante de los tres grandes núcleos de resistencia musulmana en los veinte últimos años del siglo XIX.
Samori no era un letrado musulmán, pero basó su autoridad en la observancia de un islamismo estricto e hizo extender la enseñanza de la cofradía Qadiriya. Además, formó un ejército profesional bien pertrechado gracias a las relaciones que mantenía con los moros de Senegal y con los traficantes ingleses de Sierra Leona. Era un táctico notable, que compartía con sus tropas los riesgos del combate y que, como consecuencia, tenía el cuerpo lleno de heridas de guerra,
El estado embrionario de Samori empezó a crecer sin interrupción hacia el norte, donde estaban los franceses y cuya existencia desconocía por completo. En 1880 las fuerzas de Samori estaban tan cerca que los franceses se dieron cuenta del peligro que representaba, sobre todo después de que Samori capturara la ciudad santa musulmana de Kankán, en Guinea.
En 1881 comenzó la ofensiva francesa: un enfrentamiento que iba a durar diecisiete años. En 1891 el comandante francés Archinard, que había arrojado de Segú el año anterior a Amadú, el hijo del Hach Omar, atacó Kankán y obligó a Samori a huir. Éste resistiría durante seis años la presión gala gracias a una original estrategia. Dividió sus fuerzas en tres grupos: el primero practicaba la táctica de la “tierra quemada”, el segundo, en el centro, vigilaba la percepción de los impuestos en dinero y víveres, y el tercero, al este, iba a la conquista de nuevas tierras, a la región de los senufos, pertenecientes a la misma etnia que sus enemigos de Kenedugu.
Samori, que al principio de su vida había destacado por la inteligencia conque sabia atraerse a sus enemigos de la víspera, se había vuelto un hombre viejo y sin ilusiones; convertido al islam y apoyado en la fuerza de las armas para dominar a las poblaciones conquistadas, se dejó llevar por la terrible dinámica invasora: ya no da cuartel, extermina, se apodera de poblaciones para reducirlas a la esclavitud. Cuando capturaba una aldea, los viejos solían ser ejecutados como miembros de los consejos tribales, encargados de decidir la resistencia. Su poder parece otra vez inmenso, pero no le quedan ya más que unos pocos años (1).
En 1894, Samori fijó su capital en Dabakala, Costa de Marfil, y al año siguiente asaltó y destruyó la ciudad musulmana de Kong—centro de un activo comercio—en castigo por haberse aliado con los franceses. En 1898 exterminó dos expediciones militares galas, matanzas cuyas razones exactas no se conocen. Pero en 1896 se encontró ante una difícil situación, atenazado entre el avance francés y los pueblos de Costa de Marfil, que le cerraban el paso. Desmoralizado, decidió regresar a su país, Guinea, pero muchos deseaban su ruina, sobre todo los senufos, a quienes tan mal había tratado, y los franceses, que no le perdonaban el exterminio de las columnas de Monteil y Braulot. Finalmente, acorralado en su campamento de Guelemu por las fuerzas del mayor De Lartigue, fue hecho prisionero por el capitán Gouraud y deportado a una isla frente a Gabón, donde murió en 1900.
La captura del caudillo malinké ocurrió cuando se encontraba frente a su cabaña, leyendo el Corán. Sorprendido, trató de huir al ver los tarbuch (gorros rojos) de los fusileros negros franceses, pero fue capturado a pocos kilómetros de la frontera de Liberia.
(1) Un enviado francés a la capital de Samori, Bissandogú, para negociar un tratado, describe así al famoso caudillo negro: era un hombre de unos cuarenta años, con una barba corta y los ojos ribeteados por una pintura plateada (antimonio); vestía una túnica oscura, botas moras y turbante negro; el único signo de su rango era un collar de oro. Tras él se situaban dos guerreros vestidos de rojo, portando hachas de plata y cuyas cabezas estaban cubiertas por pieles de leopardos.
Lo llamaban "Padre mío"--como al monarca de Dahomé-- pues despues de ser nombrado almamy (imán), su nombre ya no podía ser pronunciado. Gustaba de las fiestas populares, a las que asistia desde un estrado como los antiguos emperadores de Malí, rodeado por una abigarrada corte de morabitos, guerreros, mujeres y niños, músicos y poetas.
El mayor Peroz relata un pasaje de la vida de Samori que da pruebas del feroz carácter del dirigente malinké. Dos de sus hijas, de trece y catorce años, cometieron el desliz de flirtear con un joven de la corte. Enterado Samori, mandó cortar las manos de las niñas y después las enterró vivas. “Al pasar cerca de las tumbas—añade el mayor—vi entre dos grandes piedras un puño diminuto, apretado y sangriento, que llevaba en la muñeca un brazalete de oro”.

ESCRITORES Y VIAJEROS MUSULMANES
Para un mayor conocimiento de la historia africana, en especial de la época medieval, las fuentes árabes son de las más importantes. Los principales autores (aunque no todos árabes) son:

Mas´udi, nacido en Bagdad, murió en el 956. Fue un viajero infatigable dotado de una devoradora curiosidad que lo llevó hasta Irán, India, China, Indonesia, etc. En su obra Las praderas de oro y las minas de piedras preciosas, nos ofrece noticias sobre Africa oriental.

imagen.pngAl Bakri (Abú Ubayad (u Obeid), 1040-94, natural de Córdoba. En su libroMasalik wa Mamalid (Rutas y Reinos), en el capítulo dedicado al “África Septentrional”, da importantes noticias sobre el reino de Gana. La mayor parte de su obra se perdió.

Al Idrisi, nieto del emir de Malaga, nacido en Ceuta (1099-1164); viajero y geógrafo que estudió en Córdoba. Conocido también como as Siqilli (el siciliano), ya que estuvo al servicio del rey normando Ruggiero (o Roger II) de Sicilia. Nos ha legado una descripción de África y España. Cometió uno de los peores errores geográficos, al afirmar que el Niger surgía de las mismas fuentes del Nilo y que sus aguas fluían hacia el oeste hasta desembocar en el Atlántico, cuando en realidad fluyen hacía el este, desde su nacimiento en Guinea hasta llegar a su famosa curva, desde donde si se dirige al Océano.

Abulfeda (Abú al Fida), 1273-1331. Erudito nacido en Damasco, autor de una geografía que contiene informaciones sobre el Sudán, o país de los negros.

Al Omari (Ibn Fadl Allah), 1301-49. Originario de Damasco, erudito y secretario de la corte de los sultanes de El Cairo y Damasco. Autor de una enciclopedia donde trata en particular del Malí medieval.

Ibn Battuta (Abu Abdalá Tanyi (el tangerino) (1304-77). Nacido en Tánger. Incansable trotamundos, recorrió el globo desde el Magreb hasta China, vía Zanzíbar y Próximo Oriente. Estuvo en Sudán, donde fue invitado por el emperador de Malí. Su libro Viaje al país de los negros, es toda una mina de informaciones, muchas de ellas curiosísimas. Sus escritos constituyen una de las escasas informaciones existentes sobre el reino de Malí.

Ibn Jaldún (Abdal Rahman), (1332-1406).Uno de los grandes intelectuales de su siglo, nació en Túnez. Su familia era originaria de Carmona, pero ante el avance cristiano emigraron a Ifriquiya como muchas otras familias andalucíes. Fue secretario, jefe de la cancillería, ministro, reclutador de mercenarios, prisionero, embajador, cadi, profesor y gran escritor. Recorrió África del norte en todas las direcciones, llegando hasta El Cairo, donde dictó clases en sus escuelas más prestigiosas. También estuvo en Sevilla y Granada, (cuyo sultán nazarí, Mohamed V, lo envió en misión diplomática ante Pedro I el Cruel). Se le tiene por uno de los mejores historiadores de todos los tiempos y como fundador de la Historia científica. Su obra principal los Prolegómenos fue editada en 1380; en ella establece los fundamentos de su filosofía y sociología histórica. No obstante, encerrado el mundo árabe desde hacía tiempo en su concha del islam, la prestigiosa universidad cairota de Al Azhar, la más antigua del mundo, eliminó los Prolegómenos de sus programas, ya que las ideas innovadoras de Ibn Jaldún, antiguo sufí y una autoridad en las enseñanzas del Profeta, ofendían a los ortodoxos más intransigentes.

Al Hasán (Llamado Juan León, el Africano, 1483-1554). Nació en Granada y estudió en Fez. Recorrió Marruecos, Argelia y Túnez, y cruzó el África subsahariana de un extremo al otro en 1507. En 1517 fue a Egipto y a La Meca. Capturado por un pirata siciliano, fue ofrecido al papa León X, que le obligó a convertirse, tomando el nombre de Giovani Leoni. Terminó por volver a Túnez y al islam. Su obra: Descripción de África y de sus cosas notables.

Es Sa´adi, Abderrahman. De origen mauro, autor del Tarij as Sudán (Crónica del país de los negros).

Mahmud Kati. Historiador soninké de Tombuctú, que informó sobre el reinado del Askia (usurpador) Mohamed, de quien fue consejero, y sobre la invasión marroquí de Songay.
Ibn Haukal. Hacia 977 describió—tal vez por que estuvo allí—la famosa ciudad mauritana de Audagost, añadiendo que a varias jornadas estaban las tierras del “rey de Gana”, el monarca más rico del mundo por sus minas de oro, y al que el rey de Mauritania enviaba sal. Fue también espía de los abbasíes en al Andalus.
Al Yakubi (ver) autor de el kitab al buldan o "Libro de los países".









No hay comentarios:

Publicar un comentario