CRONICA
DEL XLII ENCUENTRO DE “LA MEDINA”
A excepción
de un grupito de viajeros, que se desplazaron de Madrid a Tánger por vía aérea
y de allí en taxi a Tetuán, el resto -más
de un centenar- nos reunimos en la estación marítima de Algeciras, lugar de inicio del viaje. ¡Pepe, Manolo, Loli…”, los gritos
de alegría celebrando el reencuentro,
vivencias, recuerdos ya lejanos… Los efusivos intercambios de besos, abrazos y saludos
no cesaban en aquel torbellino de amigos, que reflejaban en sus
rostros una indisimulada satisfacción, creando un grato ambiente de concordia. Era el preludio de la felicidad que no nos abandonaría en ningún momento del viaje.
A ello contribuyó la excelente organización de TAN-DEM y la atención y cuidado que constantemente nos
prestaban Luis de Pablos y su amable
equipo de colaboradoras.
Los
viajeros que allí nos reunimos éramos de lo más variopinto en cuanto al lugar
de residencia habitual, dispersado por toda la geografía española y ¡hasta de Miami! ¿Se puede amar más a una
tierra? Se trataba de la encantadora Lucy Garzón, que vino acompañada de su simpática hija Reina luciendo
su inalterable y permanente sonrisa. En homenaje a ella me voy a permitir
recordar una preciosa poesía que el Dr. Medina le dedicó cuando tenía 15 años
de edad y recitaba en una fiesta: “Tetuán te vio nacer / Andalucía fue tu manto
/ y eres gitana por ser / judía llena de encanto”. Y además me voy a tomar la
licencia de proponerle a nuestro Presidente,
aquí mismo, (sin que sea yo quien para ello) que se la nombre Socia de Honor. Se lo merece.
Creo que
hay algo importante que habría que
destacar del viaje, y no es precisamente del viaje propiamente dicho sino de los viajeros, que teniendo en cuenta
el numeroso grupo y que la mayoría ya peina –peinamos- canas y algunos ni
siquiera eso, sólo hubo un pequeño problema
de salud con Maritina
-yo creo que fue una broma suya
porque es muy guasona- y, afortunadamente, quedó en un simple susto. Yo me hago cruces ¿cómo
es posible que entre tantas personas mayores (qué bonito, “personas mayores”,
que así parecemos más jóvenes –sí, sí-)
no haya habido ningún problema de salud, ¡increíble! Y qué podemos decir de nuestras “chicas”, que
con sus 60, 70 y más años, --no me atrevo a decir cuántos más-- viéndolas pasear por la “calle del
Generalísimo”, parecen rememorar aquellos interminables paseos de sus años
mozos, mirando de reojo a izquierda y
derecha -sin aparente interés alguno,
que no consiguen disimular- : Mira, ahí va Jorge ¡qué guapo es… si no fuera tan
tonto!... Pues bien, ya sabemos las razones de tal vitalidad. Acabo de leer en
una revista médica que, después de una
década de exhaustivas investigaciones, el Centro de Biología de New York ha
descubierto en nuestro ADN el gen ”Made in Tetouan” y, a la vista está, eso es
garantía de calidad suprema.
En este
viaje, un auténtico “Made in Tetouan, Esteban Alarcón, fue homenajeado por el Moghreb Atlético de Tetuán, haciendo el saque
de honor en un partido oficial de la 1ª división marroquí, en cuyo equipo militó cuando era sólo Atlético de Tetuán y ascendió a la 1ª división española en la temporada
1950-51. También destacó como futbolista
en el Real Oviedo cuando militaba en la división de honor.
En cuanto
al viaje, tenemos que decir, una vez más,
que fue un éxito en todos los
sentidos. Con la euforia ya comentada continuaban
las vociferantes y bulliciosas tertulias y así, casi sin darnos cuenta, cruzamos el Estrecho. Ya en Ceuta, en un par
de cómodos autobuses, salimos para
Tetuán, donde llegamos a muy buena hora de la tarde. En el Hotel Atenas nos reciben con la cordialidad y simpatía ya
habitual, y con sus constantes
atenciones nos hacen más agradable y familiar la estancia. Los gnauas, con su bulliciosa y ensordecedora música, daban colorido a la bienvenida, aportando más alegría. ¡Que siga la fiesta! No faltó –no podía faltar- el delicioso té con
hierbabuena y los sabrosos dulces marroquíes,
en abundancia y variedad. Toda
una tentación a la que más de un diabético sucumbió.
A la mañana
siguiente visitamos la Escuela de Artes
y Oficios, que en 1928 creó y dirigió
Mariano Bertuchi. Jóvenes, muchos de
ellos niños, muestran orgullosos sus
habilidades realizando manualidades y artesanía
tradicionales marroquíes. A la salida, un simpático guía, que nos dijo
que le llamáramos Miguel Bosé, nos esperaba para iniciar un recorrido por las calles y lugares mencionados en “El
tiempo entre costuras”. Más de un@ imaginaba a Sira asomada al balcón,
recogiendo levemente la cortina y oteando con sigilo la posible aparición del comisario. Otr@s creían que de un momento
a otro aparecería la bella Rosalinda Fox
arriba de la Luneta, entrando ya en la “Plaza de
España”, luciendo el modelito que Sira
le hiciera con alguna de las telas adquiridas en Lisboa, y camino de la
Alta Comisaría, donde, seguramente, su
amado Juan –el Alto Comisario- la estaría esperando.¡ Y vaya usted a saber lo
que pensaría más de un@! que la imaginación
y la fantasía
son primas hermanas. Después hubo tiempo libre para pasear y hacer
compras, que de ambas cosas nosotros, en Tetuán, disfrutamos de lo lindo.
La sugestiva
visita a la Biblioteca Daoudía, programada
para las 16,30, y que estaba pendiente
de confirmación, finalmente no pudo llevarse a cabo porque las obras de
restauración aún no habían finalizado. Sabemos que atesora un fondo muy
importante de históricos documentos,
y no sólo de la época del Protectorado
sino también de Al Andalus. Seguro que Luis la incluirá en el próximo viaje, en
el que ya muchos estarán pensando.
Hubo algo
más de tiempo para la a visita a la Medina,
todo un espectáculo, que a pesar de lo repetitivo jamás resulta pesado.
Un guía, al igual que en todas las visitas, nos acompañaba y explicaba lo que ya muchos sabíamos por reiteración.
¡Qué interesante resulta una excursión por la Medina!
- lo que allí, entonces,
conocíamos como la “morería”- y a la que nunca, por ignorancia, dimos
la importancia que tenía ni supimos
apreciar todo el valor histórico que atesora. Es digno de destacar cómo se ha respetado desde el siglo XVI la
tipología de los elementos típicos andalusíes
Existen muchas casas del siglo XVII y XVIII, de las que nadie acertaría
a imaginar, desde el exterior, el
espectacular tesoro arquitectónico que esconde su interior. Os puedo asegurar que en el
próximo viaje D.M. podremos visitar
algunas de estas maravillas. En 1997, la
Unesco reconoció a la Medina como Patrimonio de la Humanidad.
El sábado,
día 16, alrededor de las 9 de la mañana, salimos para Tánger. Recorrido los apenas 60 km. que separa ambas ciudades norteñas, paramos cerca
del Zoco Grande y bajamos camino de la Medina, próxima al Zoco Chico, donde
otrora republicanos, monárquicos y franquistas, que en su mayoría eran amigos, discutían acaloradamente-sin que llegara nunca
la sangre al río- tomando un kahawa en
el bullicioso Café Fuentes. Allí mismo, en la calle de Correos, estaba la
oficina del Banco de Bilbao, donde yo empecé a trabajar y donde, muchos años
después, siendo ya BBVA, y en Madrid, me jubilé. Terminamos la excursión en el
Hotel Continental, aquél en el que se hospedaron Sita y
el canalla de Ramiro, su aprovechado novio. En la terraza del hotel, con una magníficas vistas al mar, y mientras tomábamos un refresco, más de uno pensaría en los muchos
y misteriosos personajes -espías de todo tipo y de muy diversas
nacionalidades- que pasaron por allí en los años de
conflicto bélico, ; otros, con nostaslgia - presumo- observarían melancólicos
el horizonte, donde el mar y el cielo se unen en perfecta simbiosis, recordando -y añorando- los maravillosos años de esplendor de aquel
inolvidable Tánger.
Salimos en
dirección a las Grutas de Hércules, que
lamentablemente no pudimos visitar porque estaban siendo objeto de restauración. Ante este contratiempo, ajeno a la
Organización, Luis de Pablos tuvo la feliz idea de sustituir esta frustrada visita
con otra a Arcila y comer allí. La idea fue unánimemente
aplaudida. La carretera que desde cabo Espartel nos lleva a Asilah
camina junto al mar, al que teme perder y vigila recelosa viendo cómo se agita cada vez que lo observa.
Es el Atlántico, que da la impresión de estar siempre enfadado. Incluso me atrevería a decir que recela de sus visitantes y se
resiste a calentar sus aguas con la malsana
intención de que no lo incomoden aglomeraciones de bañistas.
Después de
un agradable paseo por el precioso pueblo de Arcila y de
tomar las obligadas fotos para el recuerdo, muchas de ellas asomados
al Atlántico desde el viejo
torreón, que aún con sus incompletas murallas,
sigue desafiando, con cierta altivez
la insistente humillación a la que el
tiempo la somete. No es preciso decir qué es lo que comimos, pues bien sabemos
que allí la exquisitez y frescura del pescado y el marisco son una tentación a la que pocos se resisten.
El regreso
fue un jolgorio, al menos en el autobús en el que yo viajaba. Se nos despertó
ese niño que todos llevamos dentro y no
paramos de cantar canciones tan juveniles
y añosas como la de “Ahora que estamos solos, vamos a contar mentira,
tralará…” Canciones y más canciones de todo tipo, cuyas letras íbamos
recordando entre tod@s, Yo sé que desafino, pero no era el único y cuanto más desafinábamos mejor nos lo
pasábamos y más nos reíamos. Parecíamos
una gran familia disfrutando de un fin
de semana. Un viaje inolvidable. La
verdad es que lo pasamos chupi.
Regresamos
a Tetuán con ganas de marcha, locos y locas por acicalarnos para la Cena de Gala. La Casa-Palacio Saada, próxima a la Puerta de la
Reina, es el magnífico escenario elegido para
su celebración. Nos
recibió jubilosamente una parranda
de danzarines marroquíes, dando
saltos acrobáticos sin parar de tocar sus chillones platillos. Tal vez el jolgorio de la
fiesta nos impedía apreciar, en su
justa medida, el encanto y la belleza interior de este palacete. La
copiosa comida marroquí abarrotaba las mesas de los comensales, haciendo las
delicias de los más glotones. Amenizaba
la cena una orquesta marroquí, que no cesaba de tocar. Un maduro magrebí, especie de saltimbanqui, con una bandeja en la cabeza y
una vela encendida sobre ella hacía increíbles juegos malabares. Tampoco faltó el
característico y sugestivo baile del vientre. Y para postre, la reproducción de una boda tradicional marroquí, que fue recreada
por una simpática pareja de jóvenes, familia de Esteban Alarcón.
El espectáculo y la diversión dominaban el
ambiente, rompiendo el silencio
amable de aquella apacible noche primaveral
en Tetuán. Y en el ínterin, Marigel Alonso, en ausencia de nuestro
presidente, nos dirigió unas palabras y leyó parte de un interesante escrito de
Hasna Daoud sobre las familias tetuaníes de origen andalusí.
La jornada
del domingo, día 17, comenzó con una visita al Museo de Arte Moderno, que está
ubicado en el singular edificio que fue estación de ferrocarril, obra de dos destacados arquitectos, Carlos Óvilo y Julio Rodríguez, acondicionado
como Museo por la Junta de Andalucía. Nos recibió su director, Sidi Bouabdid Bouzaid, que con exquisita
amabilidad y cortesía nos dio muy amplia
información del Museo y sus obras, entre las que destaca el cuadro Corrida de la pólvora, de Mariano
Bertuchi.
Como todos los domingos se celebró una misa en la Iglesia de Nuestra Señora de
la Victoria, a la que asistió parte del grupo mientras otros paseaban por
Tetuán o visitaban el cementerio civil y el militar, donde tanta historia y tan imborrables recuerdos
están presentes. Sobre las 12 o poco más
salimos de la Plaza del Primo en dirección a Río Martín –Martil- y al Rincón –El Medik-
donde, igual que en Arcila, el pescado y el marisco son la delicia del más
exquisito paladar. Y allí, en ese idílico
marco, después de un agradable paseo por la playa, dimos buena cuenta de
aquellos manjares que antes que por la
boca entraban por los ojos y dejaron satisfechos hasta al más exigente e imaginativo sibarita. Un paseíto para bajar la comida
–sin mucho interés por bajarla- y
regreso a Tetuán. Algunos descansaron un rato en el hotel y otros -la mayoría- (¡qué marcha!) continuaron con sus ya eternos e
interminables paseos, y los más glotones
–que de todo hay en la viña del Señor-
tomando un aromático té con ricos
halwa marroquíes.
Como todo tiene principio y fin, llegó el día del ¡ay, triste de mí…! El lunes, día 18 de mayo, salimos tempranito para que en Algeciras muchos tuvieran tiempo de coger
el Altaria, que a las 15 h. salía para Madrid, y que otros pudieran coger los autobuses que alrededor de esa hora salían para Málaga, Sevilla, etc. Todos a casita sin novedad, el hanmdulil-lah.
Julio Liberto Corrales
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