UN PASEO A TRAVES DE LA HISTORIA DE LA MEDINA
KADIMA DE TETUAN
Un reducido grupo de solo siete pamig@s --todos nacidos en Tetuán-- que estábamos deseosos
en conocer la historia de la Medina
in situ, nos reunimos en la Plaza del Feddán, la que
en nuestro tiempo conocíamos
como Plaza de España. Allí habíamos quedado con alguien
que conoce palmo a palmo la Medina Kadima (la Ciudad Vieja) y que parece haber
vivido toda su historia desde que Sidi al Mandri la refundara. Lamentablemente
tengo que omitir su nombre porque me
pidió -casi me lo exigió-
permanecer en el anonimato. Él será nuestro impagable guía de lujo.
Entramos por Bab Ruah (Puerta de los Vientos) que da
directamente a la muy comercial y conocidísima
calle de Terrafín, y nos dice: Como veis aquí no hay puerta alguna,
sino un simple arco, cuya fisonomía
actual data de 1920 y se debe
al arquitecto municipal de Tetuán, José Gutiérrez Lescura. Los tetuaníes
le llaman puerta, pero no es tal, sin
embargo sí es la entrada más popular a La Medina. Ésta tiene una extensión de unas cincuenta
hectáreas (500.000 m2) y está rodeada de una muralla de cinco
kilómetros de longitud y una atura que varía entre los cinco y siete metros, en
la que existen siete puertas, todas ellas centenarias. Cuando España quiso edificar el Ensanche se
vio obligada a derribar un lienzo de la muralla, la que discurría entre la puerta que
conocíamos como “Puerta de Tánger” (construida hacia 1590) --su nombre
real es Bab Tut (Puerta de la Morera)--,
y Bab Remuz (Puerta de La Luneta, construida hacia 1502). Bajo el Edificio de La Unión y el Fénix ha
quedado un vestigio de la muralla como testimonio de que hasta allí llegaba la Medina Kadima.
Al término de la calle Terrafín
hay una bifurcación. La calle de la derecha baja hasta Bab el Oqla, --la que nosotros
conocemos como Puerta de la Reina-- a la
que se llega a través de la Calle Postas (o Bostas), llamada así porque en 1911
se había instalado allí inicialmente el
correo español. Por la izquierda
accedimos a la bulliciosa plazuela de la
antigua pescadería (El Hut al Kadim), donde encontramos a las clásicas vendedoras “yibiliat” (mujeres de la montaña) ataviadas
con el típico sombrero rifeño adornado con pompones
de vivos colores y su mandil a
rayas rojas y blancas, que es igual que
los que ponen a la venta. También otros diversos vendedores exponen allí su mercancía en pequeños tenderetes. Mientras unas y otros vociferan sus productos, un puñado de gatos perezosos --parecía
una multitud-- aprovechan holgazanes el escaso sol del día y nos miran sin interés alguno, como con desprecio o desgana; y en uno de los
tenderetes, un turista regatea el precio
de algo que, tal vez, no pretende comprar, pero que el vendedor
apasionadamente insiste en que lo
compre.
En la parte Este de la plazuela Hut al Kadim aún se conserva la muralla de la “afrag” (ciudadela), que construyeron dos sultanes benimerines (o merinies), cuyas obras se iniciaron en 1286 por el sultán Abu Yusuf Yaqub y finalizadas en 1308
por su nieto, el también sultán, Abu Thalib Amir. En 1400, el Rey de Castilla, Enrique III, en represalia
por los continuos ataques a sus barcos
por corsarios y piratas benimerines,
que habían hecho de la ciudadela su refugio, destruye parte de ésta y, en 1437, según León el Africano, los portugueses, que
no cesaban de recibir ataques sobre Ceuta, terminaron
arrasándola. Sus habitantes huyeron y el pueblo quedó prácticamente deshabitado.
Cuando en 1485, Sidi
Abul Hassán Alí Al Mandri , al
que apodaban Al Garnati, (el Granadino),
alcalde del pueblo nazarí de Piñar y Jefe militar del Reino de Granada es derrotado por los Reyes Católicos , se marcha exiliado a Marruecos y elige la zona de Tetuán, que resulta de su agrado, aunque el
lugar está reducido a escombros. Le acompaña en su exilio parte de su hueste y su caballería. Obtiene del sultán de Fez, el benemerín Muhammad Saij Al Watasi, el correspondiente permiso para reconstruir el
blad.Y a espalda de la misma ciudadela construyó Sidi
Mandri su barrio, con viviendas tipo palacete andalusí, su mezquita, su
hammán y su horno público, y fue
nombrado Gobernador. Permitió que los judíos que le acompañaron en su exilio
construyeran su propio barrio (el Mel-lah), aunque a un kilómetro de distancia
de la mezquita. A lo largo de los siglos el barrio fue creciendo hasta
convertirse en lo que es hoy la Medina que, como todos sabéis es Patrimonio de
la Humanidad. El ilustre historiador marroquí Dawd mantiene que la ciudad de Tetuán es de origen granadino.
Esta calle discurre hacia el Zoco el Foqui y se llama Al Kasdarin (hojalateros,
fontaneros) porque en otros tiempos estuvieron allí
instalados. A la izquierda vemos el muro del jardín del palacio real y a la derecha
está el arco de entrada a la Guersa Kebira (la huerta grande), y a la izquierda
encontramos el Museo Islámico, que en el siglo XVIII fue la famosa madrasa Luqach. Cerca del museo, después de pasar bajo el arco “de
los buñoleros” se accede a la Plaza Ancha (Wasah) -- la verdad es que no tiene nada de ancha—. Allí encontramos un centenario cafetín en el que Pedro
Antonio de Alarcón fundó el primer casino español, aunque poco después
se trasladó a la calle Mechuar. En esta plaza nace la calle Mtámar (de las
mazmorras), en cuyo pavimento eran visibles hasta no hace mucho las tres
trampillas por las que todas las mañanas introducían una escalera de mano que utilizaban para
sacar a los cristianos cautivos
–españoles y portugueses en su mayoría—para que realizaran diferentes trabajos,
y por la noche eran devueltos a las mazmorras por el mismo procedimiento.
Volvemos a la calle Al
Kasdarin, y a la derecha del arco de entrada a la Guersa
Kebira) la calle cambia de nombre y recibe el de Mokadem, por ella vamos directamente al Zoco El Foqui, donde se
encuentra la mezquita de Sidi Baraka y, enfrente, separada sólo por una callejuela que asciende hacia el monte Dersa,
se halla la zaugüía de Zoco el Foqui, que es muy venerada por los tetuaníes.
Tomamos el camino de la derecha que nos
lleva a Bab Maqbar (puerta del cementerio)
y también se accede a la puerta trasera
de la mezquita de Sidi Baraka. El letrero de cerámica que veis en esta puerta del cementerio dice que el Bab Mqabar
es la puerta más antigua de la Medina, y
no es cierto, ya que fue construida
hacia 1550, mientras que las puertas Bab Remuz y Bab el Oqla,
ambas, se
construyeron en 1502, aunque esta última fue remodelada en 1808 cuando visitó la ciudad el sultán
Mulay Suleimán.
El comentado letrero, como algunos que ya hemos visto y otros que
veremos más adelante, todos ellos
construidos en cerámica, están
colocados en lugares emblemáticos y
en los que podemos leer en árabe,
español e inglés una breve reseña sobre el edificio o lugar en cuestión. Esta
labor la llevó a cabo el Municipio de Tetuán y el proyecto fue financiado por la Junta de Andalucía, la
cual no se preocupó de verificar los textos y por ello hay algunos errores históricos e idiomáticos, que
debieron corregirse al inicio.
A la derecha de Bab Mqabar se abre una de las dos entradas a la Tenería,
que aunque fue remodelada hace unos dos o tres años, conserva su original
fisonomía de hace siglos. A la
izquierda tenemos la preciosa entrada a la zaugüia Harraquía o de los
Darkauas, conocida como “Zaugüia Real”, que
goza de gran prestigio en Tetuán porque
en ella fue enterrado en 1923 el primer Jalifa del Protectorado, Muley el
Mehdi, primo hermano de Mulay Yusssef, Sultán de Marruecos. Calle adelante, en
dirección Oeste, se desemboca en Guersa
Kebira. Al fondo aparece el Palacio Real, donde aún podemos ver la cúpula de la
iglesia de los franciscanos, que fue
construida en tiempos de O´Donnell, que había
comprado aquellos terrenos para establecer allí el Consulado de España.
Fuera de Bab Mqabar y antes de
penetrar en el cementerio, si miramos hacia el
Norte, podemos ver un gran edificio de varias plantas con un letrero en árabe de
gran tamaño en sus dos fachadas, que
data de 1935, y que en árabe dice: Instituto Libre de Enseñanza, en cuyas aulas se formaron muchos marroquíes.
Hoy es escuela estatal donde se imparte enseñanza primaria a los niños del
barrio. La idea de crear un instituto
libre en Marruecos nació de una
conversación que en visita a Tetuán del entonces ministro de Instrucción
Pública y Bellas Artes, Fernando de los Ríos (por cierto, acompañado de su secretario, Federico García
Lorca) mantuvo con el líder del nacionalismo marroquí, Abdejalek Torres, sobre el nuevo concepto de la enseñanza
libre. Salió tan favorablemente
impresionado que decidió fundar en
Tetuán este Instituto. (Continuará)
Julio Liberto Corrales
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